De la serie Mandalas de proceso. Búsqueda. Acrílico sobre canvas. 16]16. Julio 2013. |
Invertimos
horas, días, meses y muchos años entreteniendo el pensamiento de todo aquello que nos produce tristeza y
nos lleva por el camino de la amargura. Usamos el corto espacio de tiempo de esta
vida alimentando pensamientos de derrota y dolor. Muchos llenamos nuestros espacios de ocio con
pensamientos de catástrofes y hasta en plena celebración de la vida nos
atormentamos con angustias ya sucedidas o forjadas en nuestra mente para un
futuro. Historias de relaciones pasadas o futuras, de amores presentes o
deseados, de historias de fracasos que bien serian buenos guiones para cientos
de películas de horror.
Hacemos
análisis de deseos no realizados y defendemos nuestros dolores cargándolos como
escudos casi eternos. Escudos que nos empeñamos en usar, a pesar de que no nos
proveen ni de un minuto de alegría, pero aparentan protegernos de penas que aún
no han llegado. Reflexiones diarias llevadas por años, sobre lo que queremos
que suceda y al instante siguiente todo lo que lo echa por tierra y lo impide.
Tanta energía usada en historias o películas que no nos inyectan la felicidad
deseada. Cuentos creados por nosotros que perpetúan la desesperanza y la
desilusión regodeandonos en la tragedia.
He
conocido personas que dedican partes del tiempo del día a construir en sus
mentes todo lo que puede salir mal en una situación cualquiera y aún en las que
han salido bien, lo que pudo salir mal como si fuese un juego mental divertido.
Cometiendo a diario el absurdo de alimentar el lado pesimista, catastrófico de
la vida y acto seguido querer que se materialice el lado positivo.
Siendo
esta la realidad de tantas mentes que
invierten su energía de vida escribiendo una película de horror de poca
o ninguna oportunidad de mejoría o cambio. Yo pregunto, qué les parece si nos
comprometemos a usar de manera mas productiva nuestra mente y energía de manera
que traiga la posibilidad de la felicidad a la que tenemos derecho.
Para
lograrlo propongo hacernos concientes de la vida interna de nuestra mente, es
decir de nuestros pensamientos, hacernos concientes es estar atentos a lo que
pensamos. Estoy segura que muchas personas si hacen un ejercicio de análisis de
sus pensamientos se horrorizarían de lo que están pensando y entenderían -por
qué las cosas les salen tan mal. Cuando hacemos un ejercicio como este nos
percatamos de el gran basurero de pensamientos que estamos teniendo cuando al
mismo tiempo estamos intentando hacer algo que deseamos.
La eterna disyuntiva de muchas personas
que conozco es decir lo que desean y acto seguido_ si, pero como yo sé que eso
no va a pasar- y en un minuto construyen un drama esquizofrénico
imposible de solucionar. Acto seguido son recompensados y todo queda igual. Lo
interesante es que luego se quejan de que la vida no les trae nada. Pienso que
la vida no actúa sola, para que nos traiga algo y nos abra las puertas nosotros
tenemos que hacer nuestra parte. Pensándolo bien, qué función tendría todo,
para qué estamos aquí entonces, cuál es nuestra participación, sino tuviéramos
trabajo alguno que realizar.
Nada
se mueve sin que se piense antes, nada sucede en la materia en el mundo físico
sino lo imaginamos antes, el pensamiento es la gran constructora de lo que
llamamos realidad. Por ello es tan vital que estemos pendientes y limpiemos
nuestros pensamientos de desechos. Sugiero que solo pensemos lo que de verdad
deseamos que suceda y no entretenernos en pensamientos de derrotas y
cataclismos. Todos nosotros lo necesitamos, el mundo lo necesita, hagamos los
deberes, es Urgente.
La
autora es Psicóloga Clínica en práctica privada.
(787)
753-2848\\399-3114.
thaliacuadrado@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Espero tu comentario