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Corazón. Detalle. 2011. |
The choise not to choose is the
choice to remain unconscious and, therefore, to wield power irresponsibly. Gary
Zukav.The seat of the soul.
El
centro de nuestra vida es la toma de decisiones. Decidimos durante las horas de
vigilia, desde qué vamos a comer, cómo nos vamos a vestir o cuál es el próximo
paso del día. Decidimos en las horas de sueño si nos quedamos durmiendo un poco
mas o nos levantamos. Decidimos la vida aún cuando decidamos no decidir. Por
acción o por omisión decidimos. Decidir es inevitable. Decidir es la afirmación
de la vida humana en este planeta. Si decidimos no decidir nos convertimos en
una veleta que la lleva el viento de los que están decidiendo.
Pasando
página. Qué difícil se nos hace a veces decidir y que agotador resulta de vez
en cuando. En el acto de la toma de decisiones se producen unos procesos muy
humanos que levantan preguntas y emociones variadas. Procesos de indecisión,
ambivalencia, miedos, angustias o inseguridades. Podemos rehusar decidir-que
decidan otros- aún de esta forma estamos decidiendo. Escogemos guardar silencio
ante una situación y el mensaje puede ser de no involucrarnos o de aplaudir con
nuestro silencio algo en lo que no creemos. También podemos reaccionar con
palabras o gestos ante una situación y esa es nuestra decisión, pero esas
palabras pueden hacer daño al evento y condenarnos posteriormente porque – me
debía haber quedado callada.
Muchos
nos preguntamos cómo hacer una decisión acertada en una u otra situación. Esta
pregunta llena las mentes de cientos de personas cuando tienen que decidir. Lo
que ocurre es que el proceso de decisión solo se nos hace conscientes cuando
tenemos que llevar a cabo decisiones que entendemos son mayúsculas para nuestra
vida o la vida de los que amamos.
La
calidad de nuestras decisiones siempre están mediadas por el nivel de
conciencia en el que nos encontramos. Estar conscientes es literalmente estar
despierto. Cuando estamos despiertos estamos mas capacitados para tomar
decisiones mas lúcidas. Debo aclarar que el proceso de toma de decisiones se
enriquece y se amplia con el despertar, pero no garantiza decisiones perfectas.
Tomar decisiones sobre cualquier cosa es un riesgo que tomamos a diario como
parte de la evolución en la que nos encontramos en la escuela de la vida.
Tomemos
como ejemplo, una persona que tiene la consciencia de reciclar sus
desperdicios, literalmente sufre cuando por alguna razón no puede hacerlo. Su claridad
de que todos tenemos que proteger el ambiente donde vivimos y el planeta que
nos brinda cobijo, hace que esta persona se mueva a buscar un lugar de reciclaje
apropiado. Por otro lado una persona que carece de esa conciencia ni piensa en
el reciclaje y echa sus desperdicios en la basura sin tomar en cuenta las
consecuencias de su acción. Sin embargo,
ese mismo individuo si adquiere la conciencia del reciclaje comenzara a hacerlo
porque su toma de conciencia amplia sus marcos de referencia en su toma de
decisiones. Lo que quiere esto decir es que a mayor conciencia personal,
mejores y mas efectivas decisiones podemos tomar, para el bien personal y el de
todos.
Una
persona que se encuentra en el proceso de decidir su separación o divorcio si
esta despierta puede tomar una mejor decisión para ella y su pareja, que una
persona que toma una decisión tan importante dormida o de manera impulsiva.
Es
obvio que sin decisiones propias, libres, conscientes, el protagonista que cada
uno de nosotros es en el escenario de la propia vida, se convierte en un mero espectador.
También es cierto que al decidir aún con
las mejores garantías el proceso de decidir puede ser de confrontación y hasta
doloroso, pero la única manera de afirmar la vida como propia con todas sus
consecuencias es decidir con los ojos y el entendimiento muy despiertos.
La
autora es Psicóloga Clínica en practica privada.
(7870
753-2848=399-3114
thaliacuadrado@gmail.com
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