
Nuevos
retos, nuevos pensamientos, nuevas acciones. Todo indica que el mundo y las
generaciones que lo componen en este momento estamos enfrentados a un cambio
enorme. Cambios que a este momento no conocemos completamente, pero que ya
sentimos. Los cambios tecnológicos son visibles, pero los cambios humanos en
pensamiento y acción son aún mayores.
Estos
cambios los estamos experimentando con mas evidencia en lo económico por ser lo
mas visible y en lo que hemos fijado la atención por tantos años. Sin embargo,
los cambios mas espectaculares apenas podemos verlos, pero si los estamos
sintiendo. Hace varias generaciones que nuestra mirada se fija en la posesión
de objetos, títulos, y todo lo que constituye lo de afuera. La visión que nos
ha acompañado ha sido hacia lo externo, cuanto
tengo , cuanto valgo. Hemos llegado hasta el absurdo de tratarnos como
objetos inanimados sin sentimientos y sin vida interna.
Estar bien es estar en posesión de
suficientes objetos que cualifiquen para poder decir que estamos bien. Ser
exitoso es, no solo tener objetos que nos definan además deben ser lo mas alto en precio posible.
Ser
genuino, autentico, integrado, congruente son conceptos que barajeamos a diario
y que significan solo palabras para una gran cantidad de personas, faltando la acción
que lleva el concepto. Debe ser que ninguno de esos conceptos esta relacionado
con lo que tenemos, ganamos o poseemos.
Muchas
personas a través del mundo hemos añorado un mundo de mas igualdad entre los
seres humanos. La reflexión de cómo viven en derroche eterno unos versus la escasez
eterna de otros ya no podemos atribuirla a que unos nacen con estrella y otros estrellados.
Las desigualdades sociales las hemos alimentado todos y no son solo económicas.
Esta
llamada crisis de la economía que nos
ocupa a diario es realmente por donde partió la cuerda. Situación que ocurre
para hacer mas evidente el gran problema de lo poco o nada que nos estamos
prestando atención a nosotros. Al humano
y a su humanidad. Mientras había suficiente dinero para maquillar los dolores humanos. Todo
estaba bien.
Ante
este panorama muy complejo e inevitable, el rol de la psicóloga o psicólogo
terapeuta pienso que tiene que transformarse. Hace unos años todavía teníamos
tiempo para explorar en profundidad como quien busca agujas en un pajar
terapias de años. Las personas a pesar de sus crisis estaban mas calmadas sobre
todo porque la crisis no incluía la económica.
Hoy
día la persona que consulta, llega desesperado emocionalmente y sin dinero. A
esta persona le resulta muy oneroso asistir a una terapia de larga duración.
Por otro lado continúan requiriendo la asistencia de un profesional competente.
Definir
el proceso terapéutico es complejo, los procesos pueden identificarse,
nombrarse y trabajarse. Pero los procesos no pueden ponerse en una mesa, cortarse
o medirse. Tampoco puede pronosticarse cuando terminaran, básicamente son
únicos a la persona que los vive.
En
términos de los procesos en los que como sociedad nos encontramos, es igual. El
proceso general es de grandes transformaciones y cambios profundos. Se pueden
identificar en nuestra manera de mirarnos, educarnos, relacionarnos o en la
mirada de lo que son las prioridades cuando el bolsillo aprieta. Todo esto sin
duda producirá una nueva sociedad. Existen también cambios externos de igual
importancia. Cada país enfrentara esos procesos múltiples con lo que tiene, con
el ciudadano que tiene, con sus virtudes, sus defectos y con lo logrado hasta
el momento.
Muchos
de nosotros estamos asistiendo al comienzo de la transformación observando confusión
y caos. No obstante esta asistencia, somos muchos los que no veremos el
producto final. Sin embargo, la responsabilidad es la misma. No sembrar un
árbol porque cuando crezca no estemos, es un acto de irresponsabilidad hacia
las generaciones venideras. No ayudar o participar en este proceso es
imposible, por acción o por omisión aquí estamos.
Me
pregunto, cuál seria el papel de la terapia psicológica (que es el mundo donde
me muevo) en todo esto. Realmente pienso que ahora mas que nunca es enorme.
Para mi la terapia es un arte que se lleva a cabo de manera única con cada
persona en una relación intima de trabajo. Relación que es un reflejo y que además
impacta todas las demás interrelaciones sociales, de amor o colectivas. Un arte
donde esta presente el respeto y la compasión como ingredientes indispensables. Un arte que
además posee un componente educativo, donde el aprendizaje esta garantizado de
suceder y que enseña tanto al que lo dirige como al que lo recibe. Un arte
donde el amor y el servicio son la alfombra donde se desarrollan los procesos.
El
papel del terapeuta en este momento a veces me parece uno muy parecido a la
cheerleader. La cheerleader es usualmente una fémina que con su presencia y
coreografía apoya y motiva a su equipo para que entre al juego lleno de energía
y tenga mas oportunidades. Además asiste de manera constante durante el juego y
la celebración. En este momento tenemos que tener presente esa figura de apoyo,
de empuje, de presencia para asistir a los demás. Si es necesario un terapeuta, adelante para
eso estamos, pero también podemos todos
asistirnos en estos procesos. Una palabra de aliento, una sonrisa, un apretado
abrazo solidario es una gran terapia y no cuesta nada. Dale vamos a convertirnos en cheerleaders, animemos a nuestro equipo
que es el de todos.
La autora es psicóloga clínica
en practica privada.
(787) 753-2848—399-3114
thaliacuadrado@gmail.com
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