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Desafios. 2014 |
Una
experiencia que no podemos digerir, produce una súbita indigestión de emociones,
un tranque entre lo vivido y la capacidad para integrarlo. A esta situación es
a lo que llamamos – shock- emocional.
Nuestra
integridad psicológica, depende de que podamos asumir los desafíos y
convertirlos en material de trabajo, es decir unirlos a la vida. Integrando la
experiencia, ese -shock- inicial puede trabajarse, hacer la digestión necesaria
e incorporar la experiencia. Ya sean positivas o negativas las tendremos
disponibles como ingredientes para el cambio.
Un
persona me comentó que un conocido se desorientó al ser despedido de su trabajo
y terminó en un hospital psiquiátrico. Después de ese evento este individuo no
pudo incorporarse a la vida y se aisló completamente.
Perder
el trabajo, sobre todo un trabajo de años, es muy duro. Detrás de una situación como esta existen miles de eventos
personales y familiares. Podemos explicar de múltiples formas, el por qué una persona
reacciona ante una experiencia, fragmentándose psicológicamente. Realmente todo
este proceso de integración o de fragmentación es algo muy personal, es decir
cada individuo reacciona de maneras distintas.
Fragmentar
es algo así como cortar en pedacitos lo que vivimos, casi siempre cuando
tratamos de alejar de la conciencia una experiencia, ésta es negativa. Las
experiencias negativas usualmente tienen mucha energía, mucha fuerza,
básicamente porque no las deseamos. Fragmentando lo que sucede nos debilitamos
psicológicamente porque tenemos información que esta desvinculada. Imaginemos un mapa donde las partes se encuentran
aisladas, sin puentes entre ellas. En este ejemplo una parte del mapa, seria la
experiencia traumática del despido, las fortalezas para vivirlo por otro, y el
resto de la experiencia de vida.
La
fragmentación nos impide integrar la experiencia del despido, como en este caso, al conjunto de la vida. Por otro lado también existen
situaciones psicológicas personales que pueden ponernos en peligro de fragmentar
lo que sucede.
Para
evaluar con qué contamos para enfrentar situaciones de reto, lo primero es
observar el historial de cómo lo hemos hecho en el pasado. El poder de
recuperación que poseemos se fortalece, en la medida en que lo usamos, es decir
practicando. Es parecido al dicho de…lo que no nos mata, nos hace mas fuertes.
Para
poder integrar experiencias traumáticas y convertirlas en material de trabajo
personal, también ayuda el cómo nos percibimos o la autoimagen. La perseverancia con la que enfrentamos los
desafíos y la disciplina son fortalezas necesarias. El grado de negatividad que
nos permitimos y la apertura al cambio en general son temas a considerar.
Por
otro lado todos conocemos personas que acumulan emociones, traumas,
experiencias variadas sin un solo minuto de reflexión. Son individuos que
parecen estar bien. Son admirados porque tienen la habilidad de …pasar página
sin aparente esfuerzo entre una y otra experiencia. Si bien es cierto que pasar
página, a veces, es muy adecuado, también
es cierto que no es saludable convertirlo en un comportamiento habitual .
Ningún ser humano es capaz de hacinar eventos sin resolver y no sufrir las
consecuencias de esa acumulación.
Estos
temas no se enseñan en ningún currículo de estudios. Usualmente son parte de la
educación de las familias. Sin embargo, la mayoría los hemos aprendido por el
método de la practica de cometer errores
en la escuela de la vida.
En
momentos como los presente en los que es evidente que nada está seguro, se hace
necesario saber con qué contamos, en el banco de destrezas para integrar la
vida. De esto depende nuestra salud mental, emocional y física.
La
autora es Psicóloga Clínica en practica privada
(787)753-2848—399-3114
thaliacuadrado@gmail.com
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