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Tu y Yo. |
Amar y ser amado es una aspiración genuina un
derecho por nacimiento. Del tema amor se escribe, se conversa y muchas veces aún cuando estamos hablando de otra cosa el tema es el amor. A la
música, la popular, la clásica la mueve el amor, la poesía abarca todas las vivencias y los sujetos amor, también el cine, la literatura. La publicidad nos insta a comprar en nombre
del amor. Y recordando a Joseph
Campbell se habla del amor porque es de lo que vale la pena hablar.
El
amor es una fuerza renovadora que se manifiesta en relación a un sujeto, amar es verbo es una voluntad que une donde todo mueve la vida y se
renueva. El amor no es perfecto porque quien lo siente es un humano
imperfecto. Como toda expresión humana tiene las cualidades o los
defectos de los sujetos involucrados. Por otro lado es un estado de apertura que nos
mueve como nada a cambiar conciencias a enfrentar el miedo, nos convierte en
atrevidos.
El pan nuestro de cada día en la terapia
psicológica es el amor. La consulta es de los amores no
correspondidos, de las dudas, de los tormentos de los que se tienen o de los que se desean. Hablamos extensamente de los
sujetos del amor de los miedos y de las alegrías y de los más temidos como la separación o la muerte. Y cuando suceden pueden digerirse y sanarse con grandes dosis de amor.
Como en todo proceso existe confusión en el tema del amor pensamos que sufrimos por el amor, que
tenemos grandes catástrofes o que su falta nos trae soledad.
Sin embargo todo esto es por apego al sujeto del amor. El enchule, el enamoramiento esa necesidad apremiante de tener a otro u otra,
eso es apego. Con el apego llega el miedo a la perdida, el pensamiento obsesivo, el hábito y la
desesperación de no tener lo deseado. Por ello la mayoría de nuestros amores
son posesivos, dependientes, adictivos, de control o manipulación.
La
mayoría de nuestros amores son fuegos que prenden impulsivamente y se extinguen
con la misma rapidez. Otros prenden fuegos constantes y los apagan con la
compulsión de apostar a que esta vez, el fuego, se mantendrá encendido por más
tiempo.
Este
año he tenido el privilegio de asistir a
muchos procesos de amor y a sus complejidades.
*Parejas
que se divorcian porque el fuego que prendieron se apagó. Se casaron con
el fuego en alto y lo usaron tanto que se consumió. Olvidaron que el fuego
también cambia y se renueva. Usualmente cuando buscan ayuda ya todo son
cenizas
.
.
*Otras
parejas se han separado, pero no por falta de amor. Lo dejan porque el ritmo de
vida que diseñaron, no incluía el tiempo y la nutrición para el amor y todo se
convirtió en más importante. Cuando el trabajo tiene más
importancia que el amor, abandonamos al amor y lo acusamos de habernos
abandonado.
*Algunos
se han divorciado después de muchos años. Con la esperanza de tener otras
oportunidades. A estas parejas les puede el hastío o quizás el convencimiento
de que tenían que haberlo decidido antes.
*Muchas
parejas que se conocen de años, unas que nunca han estado juntas y otras que
han compartido anteriormente se encuentran nuevamente. Ahora tienen la convicción de saber
sin género de dudas que su conexión es la verdadera y que en este momento
tienen una nueva oportunidad. Es como haber nadado mucho y regresar a casa. En
terapia este es un momento de gran celebración, unir después de los bloqueos del pasado reconoce y afirma que el cambio es posible. Esto no seria un evento si fuese
solo un ejemplo, afortunadamente son muchas. Debe ser el siglo veintiuno y su manía
de unir cosas y quitar velos.
La
autora es Psicóloga Clínica en práctica privada.
(787) 399-3114
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thaliacuadrado@gmail.com
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