Gebo.( De las Runas. Regalo) |
Sacar
las manos es conocer el momento exacto de hacer o dejar de hacer. Es un proceso que puede tomar años de práctica y
aprendizaje, para poder ejercerlo en un
momento. Muchos de nosotros hemos tenido que aprender la lección para no
intervenir a través del dolor. Otros
hemos tenido que mordernos la lengua para no decir lo que no debemos. A otros
por la naturaleza de su carácter sacar las manos se les hace muy difícil , pues por hábito o estilo de
funcionar son personas que al observar una situación, “meten mano”, sin pensar.
Podemos observar que existen personas que han tomado la decisión de “no
intervención” sin importar lo que suceda. Son los que viven mirando la
película, sin participar en ella.
Sin
embargo, tanto para entrar en una
situación como para no hacerlo es necesario conocer muy bien, las razones que
tenemos para intervenir. Para entrar en un problema o situación es necesario
conocer donde nos vamos a involucrar o de qué nos vamos a alejar. Conocer el
momento exacto puede tomar años, algunos no lo aprenden nunca.
La
no intervención es mas fácil de decir
que de hacer, sobre todo si partimos de una reacción inmediata donde aún no ha
llegado el análisis o la razón. Esta reacción es común en situaciones donde está
involucrada una persona cercana, un hijo por ejemplo. O en situaciones que
tocan un
Dejar
ir puede ser un acto de renuncia, en ese caso es un acto de convicción interna.
Sin embargo, si renunciamos por cobardía o por no enfrentar el conflicto,
tendremos una sensación de fracaso que nos pasara factura . Intervenir por otro
lado es también delicado, muchas veces entramos en un problema por impulso o
por ego, que realmente son las peores razones para entrar. Si observamos nuestra
vida de situaciones difíciles, la raíz es con frecuencia que decidimos por ego
y caemos en algo que no sabemos manejar.
Sacar
las manos a veces es un acto de amor, cuando sabemos que intervenir no alivia
una situación. Ese acto de amor es
difícil, cuesta mucho y solo puede hacerse con el convencimiento de que
entrar es un daño y no una solución. Hace un tiempo un padre destrozado por un
comportamiento de su hijo, no intervino. Dejo que su hijo pasara por un momento
muy difícil. Este padre conocía que su intervención alargaría una situación que
debía terminar cuanto antes y …saco las manos.
Esta acción provocó que el hijo
tomara conciencia y cambiara de rumbo. Esto fue buena educación en ambas
direcciones.
No
intervenir en una situación seria renunciar a rescatar a otra persona. Esto
sucede mucho en las parejas. El rescate de otro ser humano implica para muchos
y muchas el hacerse cargo de la vida del otro. Tomar decisiones que le corresponden, dirigirlo,
cuidarlo, protegerlo. Esto crea una dinámica donde el rescatado se acomoda a
que le resuelvan la vida y cada día se mueve menos. Al que rescata al principio le da gusto
hacerlo, he escuchado, “a mi no me molesta tomar todas las decisiones”. Pero
como toda situación que no cambia se deteriora,
el que rescata se va cansando, exige que su rescatado se mueva. El
rescatado protesta porque se siente controlado . La acción de rescatar suele provocar
resentimientos, que pueden ser examinados para permitir y promover, que cada persona decida sus
propias acciones, con sus propias consecuencias.
En
estos días celebramos la amistad y el amor. Dos interrelaciones que llenan
nuestras vidas de alegría y tormento. Y por supuesto dos relaciones donde el
saber cuándo entrar y cuándo salir en palabra y acción es de vital importancia
para la salud de la relación. Ambas relaciones son lugares de mucha
emoción. Aprender a entrar o soltar en
ellas es un ejercicio de delicado balance.
Realmente
tanto “meter mano” como sacar las manos es un acto de templanza de carácter que
solo se adquiere en la práctica de la vida. No viene con el paquete que traemos
casi siempre hay que trabajarlo. Este trabajo se produce cuando pasamos por
situaciones donde intervenimos y
erramos. O donde acertamos y logramos cambio.
Como casi todo en la vida, aprendemos a cómo
actuar tomando acción con los errores
diarios. La vida entera es un actuar constante, vivir es acción, es imposible
no cometer errores. Lo importante es vivirlos en aprendizaje, sin juicio, sin
castigos , sin actos punitivos hacia el o la otra, o hacia nosotros mismos. Al
final todos estamos en la escuela y a
todos nos quedan muchas asignaturas por aprobar o por repetir.
La
autora es Psicóloga Clínica en práctica privada.
787-399-3114
Gracias siempre por tus consejos y compartir tu sabiduria. Nos ayudas a mejorar nuestra madurez emocional.
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