Ese punto de uniòn. Es comprometerse.
No
se cuándo sucedió pero la palabra compromiso se ha convertido en una mala
palabra. Esta palabra y su significado, está produciendo incomodidad y
rechazos, se dice que nadie quiere comprometerse. Quizás es que para
comprometerse hay que frenar la carrera diaria, reflexionar en lo que queremos,
comprometernos y eso, está difícil. O
quizás las asociaciones a la palabra suenan a obligaciones, responsabilidades
de las que muchos huyen. Estirando un poco mas, quizás es que todos estamos
hartos de los grandes compromisos incumplidos de los aspirantes a puestos
políticos.
No
obstante, cualquiera que sea la razón, la palabra compromiso no goza en estos
tiempos de una salud muy robusta. Sin embargo, cabe recordar que compromiso es
un verbo y los verbos tienen una cualidad que los define. Los verbos son
acción, son movimiento, son comportamientos. Y para poder afirmar que se está
vivo , es necesario actuar.
Comprometerse es un acto de frente, de cara,
sin máscaras. No comprometerse seria vivir dando la espalda, por debajo del
radar. Dejando que las cosas sucedan sin mezclarse o definirse mucho. Es como
un estar y no estar en el juego de la vida o de sus acontecimientos.
El
compromiso se encuentra presente en todas las áreas de la vida. En el
compromiso de pareja, que usualmente llamamos matrimonio, se decide un
compromiso voluntario . En la pertenencia a cualquier organización o grupo
existen unos compromisos. En la comunidad donde cada uno vive hay compromisos.
El compromiso es un acto que al llevarse a cabo fortalece la autoestima y el
carácter. No comprometerse, volar bajito para que no se nos note, debilita la
estima y el carácter.
Comprometerse
es un acto de voluntad que puede definir nuestra vida. Comprometerse con una
pareja, hijos, con la amistad o con el
país. Establecer compromisos con ideales, valores de vida, con comportamientos
que nos identifican. Da forma y color a la vida de las personas, ese compromiso
define también la identidad o los roles asumimos.
Es decir, comprometerse o no
comprometerse es cosa seria. Huir de
todo compromiso nos crea una forma de actuar evasiva huidiza e insegura. Nos
hace parecer personas con las que no se puede contar.
Por
otro lado y sin lugar a dudas el gran compromiso del que parten todos los
demás, es con nosotros mismo. El compromiso con la propia persona adquiere la
mayor relevancia, porque comprometerse es un verbo, es un comportamiento. Los
humanos nos formamos psicológicamente a base de actos, de movimientos, de
afirmarnos, esos son nuestros ingredientes. Pongamos que no nos comprometemos, entonces compromiso
es solo una palabra, sin acción, sin vida.
Comprometerse
consigo mismo es un acto de declaración personal. De lo que somos y queremos
ser. Es un acto de presencia escénica en este gran teatro de la vida. Comprometerse
es un acto de afirmación con lo que nos define y que nadie puede bajo ningún
concepto definir a otro. Es escoger los comportamientos, valores, ideales sobre
los que vamos a diseñar nuestra vida. Eso es compromiso y por esa razón, no puede ser una mala palabra
de la que se huye. Es un verbo con el que testimoniamos nuestra presencia en el mundo.
La
autora es Psicóloga Clínica en práctica privada.
(787)
399-3114
thaliacuadrado@gmail.com
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