Su regalo de 80 años. 1932-2015. |
Morir
es retirarse, hacerse a un lado,
Ocultarse
un momento, estarse quieto,
Pasar
el aire de una orilla a nado
Y
estar en todas partes en secreto.
Algo
sobre la muerte del Mayor Sabines. Jaime Sabines.
Ningún
sistema educativo nos enseña a
despedirnos. A la realidad de la vida y por consiguiente la muerte, casi todos
estamos huérfanos de el, cómo procesar lo inevitable. Muchas personas tienen
ideas traídas de alguna religión o filosofía, de lo que deben creer ante ese adiós
. Muchos de nosotros no queremos ni mencionar la palabra, y pasamos por la vida
creyendo que “eso esta muy lejos”. Pero cuando nos toca de cerca la muerte de
un amado, dependemos del trabajo que hayamos hecho para enfrentar esos
momentos.
En nuestra cultura occidental hemos practicado tanto los
opuestos, que hemos hecho la vida y la
muerte, opuestos
irreconciliables. Perdiendo de ésta forma la continuidad de un proceso
imposible de separar. Para los que amamos y ya no podemos tocar, quizás lo mas
doloroso es concentrarnos en la materia que ya no está presente. La muerte
termina con la vida según la concebimos pero nunca termina con la relación y la inmensa memoria de lo vivido. El cómo se
transforma esa relación es un trabajo diario que requiere de nutrición,
exactamente igual que nutrimos una relación material.
Alguien
puede creer que la muerte termina con todo, que es el final y no hay nada más.
Por supuesto esa persona está en su derecho de interpretar un evento tan
trascendental de la manera que escoja. Para otros la única forma de continuar
añadiendo ilusiones y alegría a la vida es pensar que de alguna manera, ellos,
los amados están presente.
Todo
en la vida depende de nuestro particular estado de conciencia. La conciencia es
como un filtro a través del cual podemos observar y sentir el mundo que nos
rodea. También es conciencia el cómo nos sentimos a nosotros mismos y a las
demás personas. Además la conciencia es un estado fuera de tiempo y espacio, es
decir no necesitamos materia ni espacio para ejercer la conciencia En un tema
tan importante pero que produce tanto “repelillo” como la muerte, también se
refleja nuestro particular estado de conciencia.
Podemos
vivir en el mundo con la conciencia de su ilimitada abundancia. Pero también
podemos estar en un estado de conciencia de grandes limitaciones, tanto en la
visión de la vida como en la de la muerte. Una visión limitada nos lleva a
pensar que ya ese o esa amada se fue, no está, “se murió”. Una visión ilimitada
nos abre puertas y ventanas al entendimiento y nos hace tomar conciencia de que
el amor no muere y el sujeto del amor
esta en su esencia, no con su cuerpo. Entonces podemos continuar forjando una
relación para el beneficio de la vida, la de aquí y la de allá. Realmente que estemos
de alguna manera unidos a los que no tocamos, no solo brinda esperanza y
consuelo, también es una realidad.
La
autora es Psicóloga Clínica en práctica privada.
(787)
399-3114
thaliacuadrado@gmail.com
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