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Fragmentados. 2015. |
It is our inner conversations which make
tomorrow’s facts. Inner speech calls events into existence. Right inner talking
is the firts step to becoming what you want to be. Awakened Imagination. Neville
Goddard.
Nuestra
conversación interna nos indica el
estado de conciencia con el que estamos observando el mundo. Es decir, lo que
nos decimos, lo que hablamos con nosotros nos describe la manera en la vemos al
mundo que nos rodea y esto lo define. Es esa comunicación interna la que nos
ayuda o nos detiene en nuestro hacer diario.
Algo
tan sencillo como: Buenos días. Puede contestarse, en ese diálogo interno. ¿Qué
tienen de buenos? “Yo no creo que vayan a ser buenos”. Con esa simple expresión
definimos nuestro día.
Cuando
tomamos conciencia sobre esa comunicación nos percatamos de que la mayoría de
las veces es negativa. Por eso y por las repercusiones que tiene en nuestro
diario vivir, el diálogo interno es tan importante.
La
palabra la pensada o la pronunciada
posee una vibración una sonoridad que produce conexiones con nuestro mundo
emocional y cualquier cosa que pensemos o expresemos está cargada de emoción y puede manifestarse. La emoción en el diálogo interno es
como la gasolina al automóvil carga las palabras, la fortalece y le brinda
movilidad.
El enorme poder de las palabras con las que
nos identificamos, define lo que somos y lo que seremos. Es bien sencillo
conocer dónde se encuentra una persona si estamos atentos a las palabras que
escoge para comunicarse.
Muchos hemos experimentado el poder del
consuelo de la palabra, o el fuego de la
palabra que nos mueve. Cada vez que nos hablamos en diálogo interno o en
palabras pronunciadas estas palabras producen una melodía que puede construirnos
o destruirnos.
Todos
los humanos vivimos por la palabra. Unos la cantan, otros la dibujan en
lenguaje de señas y otros la
venden. Muchos la usamos de manera
incesante en nuestras profesiones en terapia psicológica la palabra es
sagrada. Tanto la que escuchamos, como la que compartimos. Es esa palabra la
que nos presenta a la persona en consulta y nos enseña su interior. Sin la palabra el
“taking therapy” no seria posible. La palabra es tan importante, que cuando
produce silencios, estos también hablan.
Un
buen ejercicio es tratar (por un día) de estar atentos a ese diálogo interno
que no cesa. Tratar de descubrir lo que nos estamos diciendo. Identificar cómo esas palabras y los
sentimientos asociados que manifiestan podemos verlo reflejado en lo que estamos viviendo. Es decir, en la
experiencia de ese día. Una persona me dijo que era esquizofrénico lo que le estaba pasando “Yo decía
que si y mi diálogo decía que no" esas son las contradicciones del diálogo
interno.
A
veces entramos en unos estado de angustia desasosiego o tristezas repentinas. La causa de estos males podrian se las palabras que
nos estamos diciendo. Muchas personas se quedan aterrorizadas cuando escuchan
su diálogo interno. Ni un enemigo con todo su poder, seria capaz de
maltratarnos tanto.
La
palabra que usamos internamente y la que pronunciamos en voz alta son un mapa
de lo que somos. Por ello lo que decimos habla de nosotros, no del prójimo, no
del vecino. Habla de nosotros, de nuestra grandeza y de nuestra pequeñez. En
esa conversación diaria que nadie escucha, que nadie conoce, se esconden
nuestros mayores anhelos o nuestros miedos más profundos esos que no le decimos
a nadie. Pero también se repiten como un
papagayo sin nuestro consentimiento. Todos aquellos diálogos que tenemos el
hábito de repetirnos conceptos caducos, insultos, devaluaciones que van
dirigidas solo a nosotros, de nosotros mismos.
Hacer el esfuerzo de corregir el diálogo
interno el constante ese que nos acompaña día y noche a todas horas, los 365
días y noches del año. Puede ser una
ganancia para nuestro bienestar. Para reducir o eliminar nuestros conflictos
internos, esos conflictos que se forman por nuestros deseos de hacer algo y el
diálogo interno que lo veta. Si este conflicto se produce, el diálogo interno
ganara la batalla y nos veremos deseando algo y haciendo su contrario. La
explicación es sencilla, el diálogo interno y lo que nos decimos es un hábito y
los hábitos se repiten sin la intervención de la conciencia. Por ello es tan
importante hacer el diálogo interno consiente, tenemos que conocer, ¿qué nos
estamos hablando?
Muchas
veces no nos prestamos atención por vaguería, o ¿cómo me voy a estar diciendo algo malo para mi? Se nos
olvida que de lo que no tenemos conciencia por definición lo desconocemos. La
complejidad de lo que es la mente humana y todo lo relacionado a nuestra
humanidad es enorme. Educarnos en nosotros mismos nos toca a cada uno o una.
Descubrir qué nos estamos diciendo 24 horas al día sin cesar es un paso de
gigante, que puede cambiar muchas cosas en nuestras vidas.
La
autora es Psicóloga Clínica en práctica privada.
(787)
399-3114 thaliacuadrado@gmail.com
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